La cocaína fue comercializada en 1882 para el dolor odontológico en los niños y para el tratamiento de la gota. Tres millones de personas en España consumen cocaína, ya que un 11,2% de la población de nuestro país es consumidora.
Un consumo de medio gramo de cocaína al día perjudica el lenguaje, la compresión y la toma de decisiones. Las sustancias más consumidas son: el alcohol, el tabaco, el cannabis y la cocaína. Estas sustancias producen una sensación de bienestar, euforia y energía.
El adicto también sufre alteraciones del humor, puede pasar de estar relajado a ponerse agresivo de manera muy frecuente. Es difícil salir de las drogas sin ayuda profesional, ya que se trata de una enfermedad crónica que puede llegar a ser mortal.
La mayoría de las personas adictas han recurrido a la cocaína por los siguientes factores: para divertirse, factores genéticos, entorno familiar inestable, aislamiento social, la presión social, sufre depresión, curiosidad, vivencias traumáticas o baja autoestima.
La psiquiatra Raquel Calles Marbán explica que el uso de drogas provoca efectos desagradables como ansiedad, inquietud, irritabilidad, duda y confusión.
No todas las sustancias son iguales, ya que están las drogas duras y las blandas. Las drogas duras son las anfetaminas, la cocaína, el LSD, los hongos alucinógenos, la heroína y los opiáceos.
Las drogas blandas o suaves, son aquellas sustancias con menos probabilidades de adicción como el café, el tabaco y los derivados del cannabis.
El consumo de estas sustancias no es beneficioso y una de las drogas más letales que existen es la metanfetamina. Se trata de un polvo blanco de aspecto cristalino y de sabor amargo, que aumenta la frecuencia cardíaca y la presión arterial.
La heroína es un producto semisintético derivado de la morfina. El solo hecho de consumirla una vez automáticamente se convierte en adicción.
«Según el último informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), Health at a Glance 2023, realizado con datos de 2021, España está entre las primeras en el consumo de alcohol, con 11 litros por persona, analizando los datos de ventas anuales de alcohol puro en personas mayores de 15 años», informa La Vanguardia.
El alcohol puede generar dependencia a personas de cualquier edad, aunque causa una mayor adicción en la adolescencia.
Esta adicción es responsable de 8 cánceres como el cáncer de mama, boca, garganta, esófago, hígado, páncreas, colon y recto.
Los síntomas de la adicción al alcohol son: pérdida del control, fiebre cuando se deja de tomarlo, necesidad de beber cada vez mayores cantidades de alcohol, ansiedad por beber, incapacidad para parar de beber, etc.
Una persona alcohólica consume, de media, más de 50 gramos de etanol puro, 1250 ml de cerveza o 500 ml de vino. Los jóvenes no ven el consumo de alcohol como un problema, es una bebida que forma parte del ocio de una importante parte de la población.
«El 34,6% de los estudiantes de 12 y 13 años reconoce haber consumido alcohol, al menos, alguna vez en su vida, el 25% ha fumado cigarrillos electrónicos y el 8% tabaco convencional, según revela el estudio piloto sobre consumo de alcohol y tabaco y posibles adicciones comportamentales en jóvenes de 12 y 13 años realizado por la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre drogas en 2023», informa el periódico digital Okdiario.
La prevención de esta enfermedad debe empezar desde la adolescencia, es aconsejable que el adolescente no beba alcohol antes de los 18 años.
Además, los padres no pueden consumir alcohol con frecuencia delante de sus hijos y deben informar de las consecuencias que tiene el alcohol en la salud.
El consumo de alcohol se asocia con una serie de riesgos graves ya en el corto plazo, como accidentes de tráfico, ahogamientos, caídas, la intoxicación aguda, los comportamientos violentos, etc.
Según datos de la DGT, más de 100.000 conductores dan positivo en controles cada año por alcohol y otras drogas.
Los expertos explican que el hígado femenino sufre más por el alcohol, aunque ingiera menos cantidad que el hombre. Bebiendo la misma cantidad, la sangre de una mujer absorbe entre un 30 y un 50% más. Lo mismo ocurre con el corazón, porque con un 60% menos de alcohol puede sufrir la misma cardiopatía.
Un consumo excesivo de alcohol puede producir problemas digestivos, cáncer, depresión, hipertensión arterial, enfermedades del hígado, ansiedad, abortos, alcoholismo, etc.
Para dejar esta adicción es aconsejable acudir a centros especiales con profesionales de la medicina y la psicología.
Con un tratamiento adecuado el paciente puede recuperarse y volver a llevar una vida normal, pero desde reconocer su problema con el alcohol. La familia tiene que apoyarle, pero antes deben informarse bien de la adicción para saber cómo se siente el enfermo.