Con la entrada en vigor de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, todas las empresas, independientemente del sector al que pertenezcan, su actividad laboral o el número de trabajadores de su plantilla, están obligadas a cumplir la normativa que se estipula con el objetivo principal de llegar a conocer y controlar los posibles peligros que, de una forma u otra, puedan estar presentes en el lugar de trabajo. De este modo se buscarán las soluciones para evitarlos o eliminarlos y, con ello, evitar ocasionar daños a la salud o integridad física de los trabajadores y, por consiguiente, lograr un número de accidentes igual a cero.
Como os decimos, esta es una ley que se aplica a todas las empresas y, por ello, en una farmacia, al igual que en cualquier otro puesto de trabajo de cualquier empresa, se presentan una serie de riesgos que es necesario conocer para poder afrontarlos. En este sentido, todas aquellas personas que tengáis o trabajéis en una farmacia, nosotros os recomendamos que os pongáis en contacto con Padrón Asesores y es que esta asesoría es experta en este tipo de negocios por lo que cubrirán todas sus necesidades en los más diversos temas relacionados con la asesoría jurídica, fiscal, laboral, protección de datos, prevención de riesgos laborales, notificaciones electrónicas, novedades legislativas, etc. y lo harán desde la experiencia y la especialización en este sector, tan importante como desconocido para muchos de nosotros.
En el vigente Convenio Colectivo de oficinas de farmacia y en el artículo 44 de la Resolución de 9 de abril de 2014, de la Dirección General de Empleo, por la que se registra y publica el laudo arbitral para oficinas de farmacia se establece que: “La prevención de riesgos laborales se regirá por lo establecido en la ley 31/1995, de 8 de noviembre, de Prevención de Riesgos Laborales y en su normativa complementaria…” En este sentido, los riesgos más específicos y habituales dentro de este sector son los relacionados con la higiene y el medio ambiente, así nos podemos encontrar con:
- Riesgos relacionados con la preparación de fórmulas magistrales y preparados en la oficina, derivados de un vestuario inadecuado, utensilios en mal estado o no limpiados correctamente, trabajar con una afección o lesión en la piel… Todo el material empleado en la elaboración de preparados ha de cumplir con determinadas características, como ser adecuado al uso al que se destina y estar diseñado de forma que pueda ser fácilmente lavado, desinfectado e incluso esterilizado si fuese necesario.
- Riesgos derivados de la exposición a agentes químicos. Manipulación en pequeñas cantidades de productos químicos, como disolventes, ácido nítrico, clorhídrico, sulfúrico, alcoholes, etc. Todos ellos dependiendo de sus propiedades físicas y químicas y de cómo se manipulen podrán penetrar en el organismo por diferentes vías de entrada: inhalatoria, dérmica, digestiva y/o parenteral. Se deberán utilizar los equipos de protección personal adecuados a cada procedimiento de trabajo. tales como guantes adecuados, mascarillas con filtros químicos adecuados para vapores y aerosoles de los ácidos, disolventes… y seguir las instrucciones e indicaciones suministradas por las fichas de datos de seguridad de cada agente químico.
- Riesgo directo derivado de salpicaduras con productos químicos ya que pueden producir fuertes irritaciones sobre la piel, ojos o mucosas, incluso, dependiendo de la concentración, pueden llegar a producir efectos corrosivos.
- Riesgo derivado por contacto térmico y directo con la llama del mechero de bunsen durante el proceso de preparación de fórmulas magistrales, pudiendo ocasionar quemaduras de mayor o menor intensidad.
- Contacto directo derivado de salpicaduras con muestras biológicas, sobre todo sangre, o por pinchazos, cortes, agujas, lancetas… que estén contaminados con muestras biológicas, dado que pueden producir el contagio de enfermedades infecciosas como hepatitis, sida… Es por ello por lo que se debe extremar al máximo la higiene, utilizar los equipos de protección adecuados, señalizar como peligro biológico, utilizar recipientes certificados para eliminación de residuos sanitarios peligrosos…
Otro tipo de riesgos habituales son:
- Relacionados con la ergonomía. Adopción de posturas inadecuadas de trabajo, uso intensivo en el trabajo de pantallas de ordenador, mantenerse de pie durante tiempos prolongados, manipulación manual de cargas… lo que da lugar a lumbalgias, adopción de posturas forzadas, fatiga, problemas circulatorios, fatiga visual, etc.
- Relacionados con la seguridad, como caídas por suelo resbaladizo, tropiezo con obstáculos, falta de iluminación, golpes causados por rotura de estanterías, desplome, atrapamiento, etc. lo que puede dar lugar a heridas, fracturas, hematomas, torceduras, esguinces, traumatismos, etc.
Por todo lo que de un modo sinóptico y muy breve hemos reflejado aquí, y aunque lo hemos enfocado hacia las farmacias, lo cierto es que estamos convencidos de que la labor preventiva es fundamental en cualquier ámbito de la vida laboral.
¿Cómo se estructura una farmacia?
Dentro del organigrama laboral de una farmacia podemos encontrar las siguientes clasificaciones:
- Personal facultativo: farmacéutico titular, farmacéutico adjunto, ambos con licenciatura o grado en farmacia, responsables del establecimiento.
- Auxiliar de farmacia. Sus funciones son atención a los clientes, suministro de medicamentos no médicos, manejo del software farmacéutico, control de stocks y control de caducidad de los medicamentos.