Compramos, desde el pan, y otros productos de consumo diario hasta adornos para el hogar. Ropa, material escolar, calzado, mobiliario, joyas, un coche, una casa…. Algunas de estas cosas que compramos son, sin lugar a dudas, de primera necesidad, pero no así todas. La mayor parte de nuestras compras no responden a la necesidad sino al afán de consumo desmedido reinante en esta sociedad, y por desgracia y aunque en distinta medida, nos afecta a todas y a todos.
Pero el mayor problema es cuando comprar pasa de ser una simple necesidad o una diversión ocasional, a convertirse en una auténtica obsesión sin la cual no se puede vivir. Hoy, infinidad de personas en todo el mundo se ven dominadas por un irrefrenable deseo de comprar, sin ningún sentido ni necesidad. Se trata tan solo de comprar por comprar. Y esto, además de acabar con las economías más boyantes, dice mucho del estado emocional de estas personas. Son, de entrada, compradores compulsivos, pero detrás de esta conducta, suelen esconderse problemas mucho más serios. Estos, serían los principales responsables del trastorno, la principal causa que desencadena el comportamiento compulsivo.
Este trastorno es bastante común y afecta tanto a las mujeres como a los hombres, si bien, es mucho más habitual en las primeras. Se le conoce con el nombre de Síndrome de la Compra Compulsiva o Trastorno de compras compulsivas, y responde a un trastorno del control de los impulsos. Ojo, que no a todas las personas a quienes les gusta salir de compras tienen un problema. El perfil de un comprador compulsivo es el de aquella persona para la que la compra, más que una necesidad, es un placer, que se incrementa a medida que se incrementa la cantidad de objetos adquiridos.
A casi todas las mujeres les gusta cambiar de look y estrenar modelos distintos cada temporada. Las mujeres de hoy, dinámicas, modernas, cosmopolitas y también elegantes, encuentran en la ropa su modo de expresión, aseguran en HHG, mayoristas de ropa, una empresa que nace con el objeto de vestir a la mujer actual, urbanita y polifacética y para ello, crea dos colecciones cada temporada, para que puedan vestir siempre a la última. Tienen desde los diseños más clásicos a los más actuales y vanguardistas.
Querer vestir bien, elegante, estar al tanto de las últimas tendencias, no es, ni mucho menos una obsesión. Para aprender a identificar a una compradora compulsiva, a continuación, veremos cuál es el perfil.
El perfil de una compradora compulsiva
1. Las personas compradoras compulsivas son aquellas que adquieren objetos solo por el placer que les produce el comprarlos. No lo necesitan, ni tratan de pasar un rato agradable de manera ocasional. El placer de la compra es incomparable y el acto de comprar, irrefrenable.
2. Se comportan como personas adictas. En el momento de comprar, la decisión es únicamente suya, lo cual sirva para cubrir una carencia, generalmente relacionada con la toma de decisiones. Es propio de personas que se sienten desplazadas, o bien, en el entorno familiar, o bien en el profesional.
3. Por lo general, estas personas no llegan a conocer ni a valorar sus sentimientos y emociones, y por supuesto, no son conscientes del problema.
4. Ir de compras, está para estas personas, por encima de cualquier otra actividad, por lo que dedican una cantidad de tiempo exagerada a la misma. Esto, acaba por afectar a otros aspectos de su vida.
5. Conscientes de que el resto de las personas pueden jugar su conducta, a menudo, tienden a esconderla, suelen comprar solos e incluso ocultar los artículos adquiridos, ya que sienten vergüenza de que los demás se enteren.
¿Por qué ocurre esto?
Las causas que motivan este tipo de conducta compulsiva son varias, pero por norma general suele deberse a los siguientes factores:
- Rasgos en la personalidad que favorecen un aumento de la ansiedad a la hora de hacer compras. Por ejemplo, hay personas muy impulsivas o que se encaprichan de todo lo que ven. El culo veo culo quiero de toda la vida, vamos.
- Insatisfacción. Muchas veces, estas personas no están contentas con su propia vida, lo que compensan con el placer que les produce salir de compras.
- Sienten un irrefrenable deseo de consumo y sobre todo, cuando hay ofertas o en época de rebajas. Black Friday, Single Day, Rebajas de temporada… no, si así se ponen las botas, claro.
- Baja autoestima e inseguridad. Suelen ser personas que dudan de sus capacidades y aptitudes.