Como arquitecta siempre me ha fascinado las increíbles posibilidades a la hora de crear una vivienda, si bien, en su mayoría siempre me he interesado más por la parte más estética y funcional de las viviendas que en su impacto psicológico en quién vive en ellas.
La experiencia profesional me ha ayudado a valorar mucho más este elemento. De hecho, fue al conocer la historia de Magie Keswic que empecé a ser consciente de la importante labor de los arquitectos a la hora de crear espacios que produzcan un verdadero impacto social.
Maggie Keswick murió en 1995 tras dos años de lucha. Al saber que el estado de su enfermedad era terminal, que apenas le quedaban tres meses de vida, reunió fuerzas e inició un proyecto que vería la luz tras su muerte. Creó “Maggies Centre”, una entidad sin ánimo de lucro fundada en Escocia que brinda apoyo psicosocial a los enfermos y a su entorno.
Reputados arquitectos de todo el mundo han asumido el reto de diseñar edificios únicos, lo hacen de forma altruista, y convencidos de que un espacio y ambiente inspiradores minimizan el estrés.
Maggie lo tenía claro, la arquitectura es fundamental para el bienestar y esta debe ser su principal motivación. Nada en el interiorismo del centro que lleva su nombre recuerda que nos encontramos en u n hospital.
Se trata de una casa acogedora, cálida y abierta donde la luz es la clave y la elección de texturas y colores no es casual, atiende a criterios de bienestar.
Las Claves de la Arquitectura del Bienestar
La evidencia muestra que un espacio edificante reduce el estrés y la ansiedad. La arquitectura se convierte así en una interesante herramienta para el bienestar.
Generar lugares de encuentro, el uso de los materiales nobles, de fácil mantenimiento y durables en el tiempo para diseñar espacios de cómoda y versátil distribución, son algunas de las cualidades de la denominada Arquitectura del Bienestar.
Crear ambientes que aporten calidez usando materiales como la madera, tonalidades tierra o elementos cerámicos en la decoración. Precisamente, la cerámica es el material que elegí a la hora de decorar diferentes estancias de mi nueva vivienda.
De hecho, conté con los servicios de una empresa que me recomendaron otros amigos arquitectos por sus trabajos con celosías cerámicas para decoración, Cerámica para Arquitecura me ayudaron a llevar a cabo todo este proceso y personalizar ciertos espacios, principalmente el baño, uno de mis lugares favoritos en los que relajarme mientras me doy un baño.
Precisamente ese cuidado por el detalle marca la diferencia y ayuda a crear espacios perfectos para llamar a la armonía y la calma.
Antes de conocer el proyecto de Maggie tenía un proyecto de vivienda algo más diferente, pero su trabajo como arquitecta me hizo empezar a ver mi profesión de un modo muy distinto y a querer probar empezando por mi propia casa.
Con estas ideas en mente, conseguí dar con las claves para construir una vivienda funcional y simple, con espacios perfectamente integrados y en donde los materiales dieron escogidos en función del entorno campestre en el que se encontraba.