Normalmente se asocia la sequedad de boca con uno de los síntomas de envejecimiento o con uno de los problemas derivados de la edad, esto en realidad no es así, si bien es cierto que con el paso de los años el organismo se va deteriorando y se va produciendo un cierto deterioro o declive en el funcionamiento de nuestros órganos, esto en sí mismo no es un factor determinante para la falta de saliva, sino que más bien está ligada a otros factores, siendo solo un síntoma de un amplio abanico de posibles enfermedades. Como posibles causas más comunes podemos citar las siguientes:
- Tratamiento farmacológico. El uso de determinados medicamentos como diuréticos, sedantes, supresores del apetito, antihistamínicos, relajantes musculares, drogas psicotrópicas, expectorantes, etc., tienen como efecto secundario la sequedad de boca.
- Deshidratación. Producida por una ingesta insuficiente de líquidos.
- Radiación. El tratamiento por radiación en zonas de cabeza o cuello para tratar determinadas enfermedades cancerígenas puede dañar los tejidos blandos y ocasionar problemas en las glándulas salivares.
- Enfermedades autoinmunes como el lupus eritematoso sistémico o el síndrome de Sjögren.
- Cambios hormonales derivados de situaciones como el embarazo o la menopausia en la mujer pueden producir desequilibrios en el organismo, entre ellos la sequedad de boca.
- Otras situaciones de tipo nervioso como estrés, ansiedad… también pueden alterar el flujo salival.
- Deficiencias nutricionales. La falta de vitamina A y las del complejo de vitaminas B, necesarias para la formación e integridad de la piel y mucosas del cuerpo, pueden provocar heridas y grietas en la boca y labios.
- Hábitos nocivos, como el consumo de alcohol, tabaco, drogas, etc.
Una buena higiene oral es fundamental, por lo que se deben reforzar las técnicas de higiene bucal mediante el uso de un cepillo dental con filamentos suaves, colutorios específicos, uso de gel de flúor o incluso la aplicación de geles humectantes para mantener las mucosas bucales hidratadas, por lo que se debe acudir al odontólogo para que realice una revisión y tras una evaluación de los síntomas nos indique el tratamiento adecuado, como el dispensado a cada uno de sus pacientes por el equipo profesional y altamente cualificado de especialistas de la Clínica dental García Lorente, de León, cuyo objetivo es convertirse en los dentistas de confianza y ocuparse de la salud bucodental de todos los miembros de las familias de León.
La boca seca también llamada xerostomía, hiposialia o hiposalivación se traduce en una sensación de que no hay suficiente cantidad de saliva en la boca llegando a perturbar la vida cotidiana de la persona pues necesita beber agua frecuentemente mientras habla o come, tiene problemas para tragar los alimentos, tiene dificultades para percibir los sabores de la comida, etc. Las estadísticas demuestran que los pacientes se quejan de boca seca cuando el flujo salival es aproximadamente un 50% menos de los valores considerados normales.
¿Cuál es el tratamiento de la boca seca?
Dado que el concepto de boca seca implica múltiples factores y distintos grados de severidad del cuadro cínico, su tratamiento también deberá incluir medidas de diversa índole, entre las que se pueden citar:
- La primera medida e indispensable es lograr una buena hidratación. Se deben beber al día entre 2 y 3 litros de líquidos, entre agua, infusiones, caldos, zumos, etc.
- Evitar ambientes desecantes como lugares con una temperatura de calefacción excesiva, aire acondicionado, etc., que provocan deshidratación.
- Mantener una higiene dental rigurosa con visitas periódicas al odontólogo para prevenir y tratar posibles lesiones.
- Revisar y valorar por el médico de cabecera o especialista correspondiente los fármacos o medicamentos que toma el paciente, por si pueden retirarse o reemplazarse por otros que no produzcan ese efecto secundario.
- Estimular las glándulas salivares masticando chicle sin azúcar, chupar pastillas o caramelos también sin azúcar.
- Cambiar hábitos con el fin de evitar bebidas azucaradas, café, alcohol o tabaco.
- Valorar y controlar estados de alta excitación y nerviosismo como ansiedad, estrés… recurriendo a tratamientos farmacológicos si se precisa.
- Utilización de sustitutos salivales, estos productos utilizados específicamente para ello deben poseer unas determinadas características como viscosidad similar a la saliva, no tener ácidos ni azúcares, pH fisiológico, sabor agradable, ser antisépticos, etc.