El duro comienzo de los emprendedores

Soy lo que se dice un “rockabilly”. Para los que no lo sepan, podríamos decir que un enamorado del rock de los años 50/60 y de su estética. El caso es que siempre he pensado que me hubiera encantado vivir en aquellos tiempos. Sé que es imposible, pero si he podido tener mi propio Ford Mustang clásico, una joyita que saco poco, pero que cuando lo hago todo el mundo lo mira por lo bonito que lo tengo.

Sabía lo que necesitaba un restaurante auténtico americano de los 50s

Paseando por Barcelona un fin de semana vi uno de esos restaurantes ambientados en los años 50. Cuando eres un “friki” de aquella época te das cuenta de los errores en que incurren este tipo de restaurantes franquicia y se me encendió la bombilla.

Mi idea fue montar un bar-restaurante temático, pero nada de hacerlo en “falsete”, todo auténtico y comida típica americana, pero de calidad. Todo como se hacía en Estados Unidos en los años 50, pero con las garantías que se piden ahora en cuanto a calidad y servicio, claro está.

Tener una idea es estupendo, pero luego llevarlo a cabo es otra bien distinta. Tenía un problema grande, la cantidad enorme de papeleo que hay que tramitar para montar este tipo de establecimientos, que me llevó un tiempo enorme.

Además, tuve que ponerme los machos y pedir ayuda a unos amigos con los que comparto afición de Zaragoza para que me consiguieran una buena JukeBox auténtica y unos asientos al estilo años 50. Todo ello unido a cuadros auténticos y demás, claro está.

Algo que tenía ganas que destacara era el toldo. Tenía que ser de color verde clorofila y blanco. Me puse a buscar empresas de toldos por Internet y vi una toldosclot.com, que tenían justo el toldo que quería y me puse en contacto con ellos.

Toldos Clot me comentó el dueño que eran una empresa familiar que se creó en Barcelona hace 25 años y se nota la experiencia y el buen hacer. Tardaron incluso 2 días menos de los previsto en tener mi toldo personalizado y la calidad era excelente.

Insistí mucho en que el toldo fuera de calidad de verdad, ya que no quería ver como tantos toldos de calidad dudosa que el primer año ya están descoloridos. El toldo de todosclot se le veía realizado en magnífica calidad y en el año y medio que lleva mi restaurante doy fe que está como el primer día y eso que aquí pega el sol de lo lindo en verano.

Merece la pena confiar en este tipo de empresas que te demuestran que comprar algo en internet también es sinónimo de calidad. No en vano a mí me sirvió incluso para ir y conocerles en persona al estar en mi ciudad.

El resto del local, lo dejé de ensueño y desde el principio he encontrado una magnífica acogida, tanto por el público barcelonés, como por los turistas, curiosamente los norteamericanos, que adoran poder contar con un restaurante bar como los de los años 50 de su país con tanto mimo realizado.

Lo mejor es en veranito, cuando hacemos hasta concursos de helados entre las heladerías de la zona o algunas quedadas de rockabilly que hacemos o incluso un concierto que celebramos el pasado mes de noviembre y que fue todo un éxito.

Ya que hablo del concierto, esa es mi intención futura, comprar, si todo va bien, el negocio que tengo al lado y hacerlo un lugar de conciertos de este estilo de música para todos los fanáticos del antiguo rock y de la música de aquella época.

Aunque bueno, antes de eso tengo que seguir trabajando mucho para que nuestro local siga teniendo ingresos y superemos estos 2/3 primeros años que suelen ser los más decisivos uy también los más duros de cuando empieza un local.

Así que, ya sabéis, si tenéis una idea y pensáis que puede tener salida, aunque sea algo que, de primeras, os parezca imposible, pensadlo bien. Igual pensaba yo de este restaurante y me cercioré que podía hacerlo realidad porque yo sabía que era lo que tenía que tener este tipo de establecimiento para ser fiel a la verdadera historia.

Debemos confiar en nosotros, de no hacerlo ¿Quién lo hará? ¡Ánimo y a emprender!

 

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