Se dice que la traducción es una de las profesiones que más proyección tiene. En un mundo tan globalizado como el que tenemos, el papel que cumplen los traductores en el área jurídica es primordial, ya que traducen una gran cantidad de información legal que afecta directamente a empresas y particulares.
Marta Alegría, directora de Bidewbi, cuenta como ha tenido que recurrir en varias ocasiones a servicios de traducción prestados por Boundless Translation, un equipo de traductores jurídicos con más de 9 años de experiencia, para traducir información legal y financiera que era necesaria para su empresa.
Contratos mercantiles, legislación interna de otros países, normativas en materia de protección de datos, etc. son informaciones que cualquier empresa o profesional debe conocer sin errores para poder emprender negocios en otra parte del mundo. Un descuido en la interpretación de estos documentos puede acarrear consecuencias nefastas.
Se habla mucho de las herramientas digitales de traducción instantánea, algunas de ellas operan con Inteligencia Artificial. Metes un documento y en cuestión de segundos te lo traduce al castellano con independencia del idioma en el que fue escrito. Al mismo tiempo puedes redactar un texto y el software lo cambia al idioma seleccionado.
Mucho cuidado con estas soluciones. Para hacer una traducción jurídica efectiva necesitas dominar el glosario de términos legales, no es una traducción literal. También es necesario interpretar el contexto para no cometer imprecisiones. Estas son habilidades que la inteligencia artificial es incapaz de suplir. Es necesaria la intervención humana. Estamos hablando de información sensible. Cualquier pequeño error de apreciación puede representar la pérdida de miles de euros, por no hablar de posibles responsabilidades legales.
Otra de las razones por las que es necesaria una buena traducción profesional es porque el inglés se ha convertido en la lengua internacional. Cada día se publican miles de estudios y artículos en revistas y medios especializados, redactados en inglés, para que sean accesibles en todo el mundo. Estos trabajos contienen información relevante que le ayuda a una empresa a valorar si determinada operación comercial que tiene en ciernes puede ser viable o no.
¿Qué hace un traductor jurídico?
Los traductores jurídicos están especializados en traducir textos legales, tanto del derecho público como del derecho civil privado. Una de sus características es que deben traducir los documentos de una forma precisa, fiel al texto original, conservando en todo momento su validez legal.
Un buen profesional de esta rama debe tener en cuenta las diferencias legales y de términos que pueden existir entre un idioma y otro y, sobre todo, las que se dan entre el país de origen y el país de destino.
Esto implica un conocimiento, más o menos profundo, de la legislación de los dos países y, desde luego, una capacidad de comprender como se abordan el mismo asunto en dos zonas diferentes del planeta. Implica, no solo, un conocimiento legal, sino de la cultura e idiosincrasia de los dos países.
Al traducir un texto jurídico hay que prestar atención a las estructuras gramaticales, a la compresión de los términos utilizados y el estilo empleado. Se debe hacer la traducción de manera que dé lugar a un texto que pudiera haber sido redactado en el país de destino, teniendo en cuenta de que estamos hablando de dos países diferentes, con dos culturas distintas y un ordenamiento jurídico propio.
Trasladar una información que ha sido redactada en otro país, o por un organismo internacional, a la realidad concreta del país de destino no es un trabajo sencillo. De ahí la importancia que tienen los traductores en materia legal y la razón por la que sus servicios son tan demandados.
¿Qué documentos traducen?
Para que veamos más en concreto la importancia de los traductores jurídicos, estos profesionales, entre una gran variedad de documentos, traducen textos como:
- Contratos: Los traductores jurídicos traducen una amplia variedad de contratos, incluyendo contratos de compra-venta, contratos de arrendamiento, contratos laborales, contratos de préstamo, etc. Estos documentos requieren una traducción precisa para garantizar que ambas partes comprendan los términos y condiciones.
- Documentos legales: Esto incluye una variedad de documentos legales, como demandas, sentencias, recursos, escrituras públicas, poderes notariales, testamentos, actas de divorcio, y otros documentos relacionados con procesos judiciales. En este caso, los traductores deben estar familiarizados con el lenguaje jurídico de cada país.
- Informes y dictámenes legales: Los traductores pueden trabajar en la traducción de informes legales, dictámenes jurídicos, informes periciales y otros documentos que contienen análisis y datos detallados.
- Documentación corporativa: Implica traducir estatutos de empresas, actas de constitución, informes financieros, políticas internas, manuales de procedimientos, comunicaciones corporativas y otros documentos utilizados en el ámbito empresarial.
- Documentación regulatoria: Los traductores pueden traducir documentos relacionados con regulaciones y normativas legales, como por ejemplo, directivas de la Unión Europea relativas a normas de seguridad, políticas de privacidad, protección de datos, etc.
- Documentos notariales: En ocasiones también han de traducir actas notariales, certificados de matrimonio, de nacimiento y de defunción, así como otros documentos oficiales que necesiten ser presentados ante un notario.
- Documentos de propiedad intelectual: Los traductores pueden trabajar en la traducción de patentes, registros de marcas, contratos de licencia, acuerdos de confidencialidad y otros documentos relacionados con la propiedad intelectual.
- Correspondencia legal: Estos profesionales pueden encargarse de traducir correos electrónicos, cartas y comunicaciones escritas entre abogados, clientes y otras partes involucradas en asuntos legales o comerciales que afecten a personas de diferentes países.
La importancia de los intérpretes legales.
Señala El Parlamento Europeo que en la euro-cámara trabajan 650 traductores, 250 asistentes y 235 colaboradores. Esto nos da una idea de la importancia que tiene el servicio de traducción e interpretación.
Está claro que cada eurodiputado tiene derecho a dirigirse al hemiciclo en su lengua materna y que de forma simultánea, un equipo de intérpretes traduzca la elocución para que le llegue a cada parlamentario en el idioma de su país.
Podríamos pensar que para ahorrar gastos se podría exigir el requisito de que los europarlamentarios tuvieran un buen nivel de inglés y se arreglarán entre ellos en el Parlamento Europeo. ¿Esto haría más efectivo el trabajo? Lo dudo.
Conocer otros idiomas es útil para establecer relaciones con personas de otros lugares, pero cuando estamos hablando de elaborar documentos con validez legal, la precisión es determinante.
Al finalizar la Primera Guerra Mundial se creó la Sociedad de Naciones, el precedente de la actual O.N.U. Un foro en el que los países pudieran dirimir sus diferencias en un ámbito amistoso. En aquel momento algunos lingüistas abogaban porque los participantes se comunicaran en un idioma artificial, el Esperanto. Una lengua que se había construido recogiendo palabras y estructuras gramaticales de distintas lenguas del mundo. La idea era que ninguna nación impusiera su lengua a los demás y entre todos se entendieran.
Además de que los embajadores en la Sociedad de Naciones debían aprender en tiempo récord una lengua nueva, estaba el hándicap de que determinados aspectos culturales y legales de los diferentes países no podían expresarse de manera uniforme en un mismo idioma. Esto frenó de lleno el desarrollo de esta iniciativa.
Y es que la traducción e interpretación no se reduce al conocimiento de una lengua. Un buen profesional de la traducción debe hacer gala de una flexibilidad y versatilidad que sobrepasa la mera filología.
Lo hemos visto en el aspecto político-legislativo. Pero también se da en el ámbito privado. Si una empresa de un país quiere establecer relaciones con otra de otro país es conveniente que se encuentre asesorada por un buen equipo de traductores.
El traductor jurado.
La página web de la academia de educación a distancia Calamo & Cram nos habla de la figura del traductor jurado. Un título que concede el Ministerio de Asuntos Exteriores tras haber pasado el correspondiente examen.
Se trata de un traductor jurídico que tiene la certificación oficial que le autoriza a traducir contratos y documentos que requieren firma y sello para su validez. El trabajo de este traductor asegura que el documento traducido conserva su exactitud respecto al documento original y le otorga validez legal.
No todas las traducciones jurídicas han de ser realizadas por un traductor jurado. Existen muchos contratos, certificaciones, actas, estatutos, cartas y poderes notariales que pueden ser traducidas por cualquier traductor jurídico sin necesidad de que sea un traductor jurado.
El decreto de convocatoria de los exámenes para obtener el título de traductor jurado especifica que podrán presentarse aquellas personas mayores de edad con nacionalidad española o de algún país miembro de la Unión Europea y con una titulación mínima de Diplomatura o Licenciatura universitaria. Se supone que el aspirante debe tener un conocimiento avanzado de la lengua de la que se quiere examinar y unas nociones medias de derecho.
Por lo general, el título de traductor jurado se asocia a una lengua en concreto. Por ejemplo, un traductor jurado en inglés no está autorizado para conceder validez a un contrato redactado en francés, aunque puede traducirlo.
De todos modos, como hemos visto, el trabajo de un traductor jurídico es indispensable en el mundo de la empresa y del comercio internacional.