Uno de los temas que más preocupan a los ciudadanos españoles a día de hoy es el de su propia independencia. A medida que los jóvenes vamos cumpliendo años, sentimos una gran necesidad para, como suele decirse, “volar del nido” y emprender nuestra propia aventura, en una casa o piso propio y en el que por fin vivamos nuestra propia vida sin necesidad de molestar o enturbiar la de los demás.
Claro está que para ello necesitamos primero encontrar un trabajo en el que tengamos una cierta seguridad, algo que por desgracia no está siendo tan común en estos tiempos como nos gustaría. Aunque no percibamos un salario demasiado alto, las posibilidades para lograr nuestra independencia son grandes si confiamos en una inmobiliaria que no ponga el listón del precio muy elevado. Y una inmobiliaria así, en contra de todo lo malo que podamos pensar, sí que existe.
El año pasado conseguí, al fin, un buen puesto de trabajo. La empresa para la que pasé a prestar mis servicios se dedicaba a la confección de puertas y su suministro, un sector que a mí siempre me había llamado la atención a causa del arraigo que tiene en la zona en la que está situada mi ciudad natal. En cualquier caso, conseguir este puesto de trabajo favorecía esa independencia de la que hablaba y que tanta ilusión me hacía conseguir.
Desde el mismo momento en el que firmé mi contrato, el encontrar un nuevo lugar en el que vivir, ya lejos del hogar familiar, se convertía en una de mis máximas prioridades. El objetivo principal de mi nueva vida pasaba a ser el de encontrar un piso de mi gusto, no demasiado lejos de mi centro de trabajo y que tampoco implicara un importante desembolso de dinero para mi economía.
Empecé a buscar pisos por la ciudad y pronto me di cuenta que muchos de ellos se alquilaban a través de inmobiliarias, algo que a mí en principio no me hacía ninguna gracia porque por regla general tenía asumido que encarecería el precio. Sin embargo, me llevé una grata sorpresa cuando descubrí Fresno Inmobiliaria, una entidad cuyo anuncio estaba presente en muchos de los carteles de ‘se alquila’ que se encontraban en la ciudad y que me iba a facilitar mucho las cosas.
En concreto, pude comprobar que los precios de alquiler de los pisos que gestionaba no eran para nada caros. Muy al contrario, resultaban bastante económicos y este motivo era más que suficiente como para contactar con los profesionales de la inmobiliaria para que me mostraran alguno de los pisos que se encontraban bajo su tutela. Así lo hicieron y, en cuanto encontré uno que me gustó, solicité el alquiler y me trasladé en un corto periodo de tiempo. Mi objetivo estaba conseguido.
Fresno Inmobiliaria, apetecible para arrendadores y arrendatarios
La inmobiliaria, un intermediario que forma parte de un gremio del que nunca me había fiado en exceso, me había demostrado con aquel bajo alquiler que sí es posible encontrar un lugar idóneo en el que vivir a un precio decente. Como consecuencia, creo que sí que tiene en cuenta los intereses del cliente. Pero, pensándolo bien y yendo más allá, me di cuenta de que también suponía una ventaja para aquellas personas que pusieran su piso en alquiler debido a que, con la ayuda de Fresno Inmobiliaria, encontraban a la persona adecuada en muy poco tiempo. No cabía duda de que todos salíamos ganando.
En la actualidad, la verdad es que vivo perfectamente. El piso que encontré a través de la inmobiliaria ha cumplido todas mis expectativas, ya que no solamente me permite estar cerca del trabajo, sino que además es un lugar cómodo, cálido y con una orientación realmente buena. Creo que no existe ningún lugar en la ciudad que sea más indicado que este para iniciar mi etapa como ser independiente y, por tanto, no me arrepiento de ninguno de los pasos que he dado hasta llegar a él.