A menudo se escucha la frase hecha que asegura que “crisis es una palabra que significa oportunidad”. Bien, a pesar de que para algunos pueda ser cierta, lo cual siempre es una buena noticia, lo cierto es que para muchos otros, lejos de ese significado, la palabra crisis representa dificultades importantes, a menudo difíciles de solventar de una forma sencilla. Si a la economía le añadimos, por otra parte, la palabra enfermedad, el mundo puede venirse encima de nosotros con una facilidad sorprendente. Sin embargo, existen lugares y centros, como la residencia geriátrica Benviure de Barcelona, dispuestos a lanzar un salvavidas si lo que se ha unido a la ecuación ha sido la enfermedad del Alzheimer.
De contornos difusos, y a menudo devastadora, la enfermedad del Alzheimer alcanza cada día a nuevos pacientes. Consistente en la pérdida de neuronas, la enfermedad neurodegenerativa, un tipo de demencia senil, conlleva una pérdida de capacidades tan primordiales como la memoria, debido al deterioro progresivo de distintas zonas del cerebro del paciente. La enfermedad suele darse, sobre todo, aunque no siempre, en personas de edad superior a los 65 años y los síntomas principales suelen estar relacionados con la incapacidad de adquirir conocimientos y con la pérdida de la memoria y la confusión mental.
Si bien todavía no existe una cura definida y eficaz contra este tipo de demencia senil, sí hay formas de paliar los efectos de la enfermedad. Es importante que el paciente pueda estar en un entorno favorable a sus capacidades, donde acuse menos sus pérdidas de memoria y donde pueda relacionarse con otras personas a diario. El cariño, por otra parte, es primordial, ya que el paciente puede mostrarse agresivo, cuando la enfermedad avanza en sus estadios, o preguntar cosas que ya han sido contestadas con anterioridad en diversas ocasiones. Nunca hay que perder de vista la situación en la que se encuentra el paciente, pues puede resultar revelador a la hora de llevar a cabo una atención específica o, incluso, para ayudarle a sobrellevar mejor su problema.
Ese es uno de los motivos por los que las clínicas especializadas en esta enfermedad suelen suponer una alternativa sencilla y efectiva a la hora de ofrecer al paciente la mejor de las atenciones. Repletas de personal cualificado, amable y cercano con el usuario, las clínicas geriátricas como Benviure, situada en Barcelona, se han convertido en centros médicos punteros en lo referente al trato con los pacientes que sufren esta enfermedad neurológica. Los centros están equipados con la mejor tecnología e instalaciones (lavandería, cocina propia, centro médico integrado, fisioterapia y animación para los pacientes, talleres de memoria a diario, etc.) y, además, cuentan con un equipo humano especializado en el tratamiento de esta dolencia, por lo que el paciente estará en las mejores manos posibles. Por otra parte, los jardines exteriores, así como las habitaciones, con posibilidad de que sean dobles o individuales, según las preferencias, y las luminosas zonas comunes hacen de la residencia geriátrica un lugar perfectamente habitable y de excelente comodidad para los usuarios. Otro de los servicios que ofrecen estos centros es el de la ayuda domiciliaria, con personal disponible las 24 horas y presupuestos a medida, ajustables a la situación de crisis que atraviesan las familias. Para los familiares de los pacientes es importante, además, el conocimiento de la situación en todos sus ámbitos. De esta forma, para los que aún no saben muy bien sobre temas burocráticos en relación con los servicios y centros geriátricos, se dispone también de varias consultorías (legal, médica, económica…).
Convivir con el Alzheimer es duro, pero no imposible. Probablemente, uno de los primeros pasos, aunque también puede llegar a ser el más duro, es el de reconocer que necesitamos ayuda y saber quiénes están mejor preparados para ofrecernos exactamente lo que nos hace falta. El desahogo de contar con otras manos tendidas es reconfortante y revitalizador, tanto para el paciente como sobre todo para sus familiares. La labor que se lleva a cabo en este tipo de centros de día y residencias posee, sin lugar a dudas, un valor difícilmente calculable.