Mindfulness, o cómo responsabilizarnos de nuestro Bienestar

Cada vez son más quienes se unen a esta efectiva técnica que, no es otra cosa, que una toma de conciencia, una manera de prestar atención, tanto a uno mismo como a los demás y al mundo.

Esta forma de atención permite, a cada persona, cultivar resiliencia, así como adoptar las maneras de ser y actuar más positivas y eficaces que se consiguen mediante un entrenamiento mental centrado en aceptar la realidad tal y como es, desarrollando la capacidad de manejar mucho mejor las emociones aflictivas y difíciles.

De hecho, cada vez son más las empresas que adoptan esta técnica y también son muchos los centros educativos interesados en enseñar Mindfulness a sus alumnos.

Me resultaba curioso que, habiendo estudiado Psicología, apenas hubiera mención a ninguna de estas técnicas durante mis estudios, ya que probadas las evidencias de su efectividad estaba claro que debería de gozar de más popularidad.

La primera vez que oí hablar de esta técnica para prestar atención al presente sin juzgar los pensamientos fue a una amiga que había venido de un par de meses en Nepal.

Si bien, ella me hablaba más de meditación, al final los objetivos y la idea venían a ser los mismos. Sin duda, después de dedicarme varios años a estudiar diferentes autores y teorías psicológicas, la ciencia de la mente seguía siendo un campo inexplorado para mí.

Por entonces, también estaba muy interesada en la Inteligencia Emocional y me pareció que ambos campos tenían mucha relación, así que orienté mi tesis doctoral a estudiar la relación entre Psicología y Budismo.

Poco después de empezar mis investigaciones se publicaría un libro de Daniel Goleman muy revelador sobre el tema, “Emociones Destructivas.

Cómo entenderlas y superarlas. Diálogos entre el Dalai Lama y diversos científicos, psicólogos y filósofos”. Un libro que me ayudó mucho a comprobar que no era la única que empezaba a plantearse los enormes beneficios de la meditación para el bienestar.

Los Beneficios del Mindfulness

La forma en que verdaderamente pude ser consciente de los beneficios del Mindfulness fue al empezar a practicarlo. Al poco tiempo no solo había mejorado mi resiliencia ante los problemas que se me iban presentando, sino también una renovada y nueva sensación de bienestar que abarca tanto la salud física como la psicológica.

Al empezar a practicar esta técnica empecé a gestionar mucho mejor el estrés y muchas de las emociones que, en otras ocasiones, me habían desestabilizado ahora empezaban a estar bajo control. También mejoraron mis habilidades de inteligencia emocional, no solo a la hora de escuchar estando realmente presente sino también al comunicarme de una forma mucho más asertiva y efectiva.

Ahora, me resulta más fácil tomar decisiones y en mis interacciones con otros me doy cuenta de que de desarrollado una gran capacidad para estar más presente y mejorar mi conexión con las personas. Mejoran la empatía, la confianza y la capacidad de establecer vínculos y relaciones interpersonales.

Todas estas capacidades ya estaban en mí, sin embargo, no sacaba partido de ellas ya que era mi mente la que tenía el control de mando. Esto ha cambiado con el Mindfulness y es precisamente la razón por la que quería estudiar psicología desde un principio.

Tenía la certeza de que al final, la respuesta está en nosotros, en nuestra propia mente.

Esta técnica cada vez es más conocida y espero que se comparta con más y más personas para que todos puedan gozar de sus beneficios. En muchas universidades de Psicología están empezando a prestarle atención.

De hecho, no hace mucho pude pasar un par de días estupendos en Barcelona para asistir a un congreso que trataba precisamente de Mindfulness.

Me encantan este tipo de viajes, en los que vas a aprender y asistir a charlas reveladoras de ponentes cuyos trabajos admiras.

Para ponerle la guinda de oro a la visita me alojé en Mercer Barcelona, un hotel de lujo situado en el corazón del barrio gótico de la Ciudad Condal, muy cerca de la catedral.

Una de las cosas que más me gusta de este hotel es que ocupa una serie de edificios de gran valor arquitectónico en la calle Lledó, construidos sobre una parte de la muralla romana de la Antigua Barcino, y cuenta también con arcos medievales y frescos originales del S XII.

Me había quedado ya en el Hotel que tienen en Sevilla y me encanta el estilo único de estos hoteles, la mejor forma de conseguir un par de días perfectos.

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