Principales problemas infantiles y cómo diferenciarlos

Los problemas infantiles suelen poder tratarse con mayor eficacia que los adultos, por eso es de vital importancia reaccionar cuánto antes con el fin de empezar un tratamiento personal e individualizado con el pequeño. Si pasamos por alto algunas pistas, como tartamudez, trastornos de la conducta alimentaria o hiperactividad, en la adolescencia y madurez el agravamiento será mucho mayor.

La mayoría de expertos está de acuerdo al afirmar que la terapia infantil y/o adolescente es el mejor tratamiento en la mayoría de los casos pero que, en ella, debe participar también la familia más cercana. En ocasiones los padres lo pasan peor que los niños y no saben cómo manejar ciertas situaciones, por eso es necesario que los padres también formen parte de ese tratamiento, es la única manera de poder englobar todo y tratar todos los puntos del problema.

Maribel Paz, experta en psicología infantil, asegura que “Con los niños, más vale prevenir. Debemos evitar que las conductas perturbadoras se conviertan en patrones habituales y automatizados que una vez instaurados son más difíciles de corregir”.

Pero ¿Cómo identificar algunos de los problemas más comunes entre los niños? Hoy vamor a daros algunas pistas.

Tartamudez o Disfemia

Aunque la tartamudez, ya de por sí es un problema psicológico que debe ser tratado, cuando el niño o niña empieza a tener conductas preocupantes al respecto es cuando todas las alertas han de saltar de inmediato con el fin de que su problema no se convierta en otros muchos más. En esos caos el niño evita hablar, se avergüenza, cuando se tapa los oídos o tiene la música muy alta habla mejor porque no se oye, igual que cuando habla solo o con personas que sufren otras disfluencias, cuando se olvida de que es tartamudo también habla mejor, intenta decir todo rápidamente para acabar antes y se fija más en cómo dice las cosas que en lo que dice.

Trastornos de la conducta alimentaria

Si ves que tu hija o hijo se comporta de manera extraña durante las comidas o con las comidas, presta especial atención y busca ayuda si le asusta mucho ganar peso, si estar delgada o delgado es una de sus principales metas, si le da vergüenza que los demás sepan que vomita, si vomita para evitar el aumento de peso, si come grandes cantidades de alimentos sin control y sin poder evitarlo, si intenta compensar esos atracones con laxantes, diuréticos o ejercicio físico, si dice que ninguna dieta le funciona y que todo le engorda, se avergüenza de su cuerpo y se siente horrible, fea y gorda. Tras todos estos síntomas se puede esconder la anorexia, la bulimia y los atracones por ansiedad.

Hiperactividad

En estos casos los niños y niñas se sientes fracasados, son muy despistados y descuidados, suspenden la mayoría de asignaturas, parece que no escuchen, no pueden estarse quietos y, por ende, no pueden ir a ningún sitio porque son incapaces de parar. Los niños y niñas hiperactivos no hacen las cosas mal deliberadamente y tampoco son unos vagos, simplemente su cerebro funciona en otro nivel que hay que conocer.

Trastornos de Conducta

Los niños con estos trastornos no cumplen normas ni reglas, bien sea en el colegio o en casa, son desobedientes, insultan e incluso amenazan, faltan a clase, agreden a otros niños y es muy cruel, mienten y roban… a estos niños y adolescentes hay que encauzarlos para que su vida no se convierta en un caos irremediable de actos vandálicos y reclusión en instituciones.

Bullying o acoso escolar

Cualquier forma de maltrato psicológico, verbal o físico producido entre escolares de forma reiterada a lo largo de un tiempo de mera física o virtual es bullying y nuestros hijos, queramos o no, pueden ser víctimas o verdugos (trastornos de conducta). Los niños que sufren acoso escolar lo suelen sufrir en silencio, por eso los padres no se enteran hasta que el acoso está muy avanzado. Los primeros síntomas es notar al niño extraño, notar que tiene miedo a ir al colegio y coger rabietas si le obligas a ir, comprobar que cuando accede a la escuela lo hace con un perfil bajo y sin mirar al frente, recogerlo a la salida y comprobar que siempre camina solo, sin amigos a su lado, etc.

 

Ante cualquier síntoma similar a los descritos, lo más prudente es acudir a un especialista y ponerse en contacto con el centro escolar para llevar a cabo un plan de actuación óptimo.

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