En los últimos años se ha comprobado como muchos famosos han echado las culpas de sus problemas con Hacienda al asesor que llevaba sus cuentas. Un ejemplo es el de El restaurante Sergi Arola de Madrid, galardonado con dos estrellas Michelín, vio en junio de 2013 cómo seis funcionarios del Ministerio de Hacienda precintaban su bodega por impago de las deudas contraídas con organismos públicos. En concreto, Arola debía debe unos 148.000 euros a la Agencia Tributaria y 160.000 a la Seguridad Social. «Admitimos el error porque teníamos un mal asesor y de hecho he intentado ponerme al día con los pagos, pero no tengo dinero, soy una pyme», aseguró.
No es el único. El popular periodista Luis del Olmo echó la culpa a Rogelio Rengel, el hombre que durante cuatro décadas fue amigo íntimo y administrador de los bienes. Al parecer, Rengel se apoderó, presuntamente, de 14,3 millones de euros ganados por Del Olmo en su trayectoria profesional. ¿Qué ocurre cuando estás en esta situación? Es decir, ¿qué ocurre cuando el error en tus cuentas es del asesor?
La respuesta es bien fácil. Serán ellos lo que deban pagar una indemnización a la empresa o al titular al que asesoraban. Ahora bien, para llegar a este punto final, habrá que pasar por muchos intermedios. El juez entiende que existe un incumplimiento de los deberes profesionales por el asesor, en el sentido del respeto de la lex artis (reglas del oficio), esto es, de las reglas técnicas de la abogacía o de la asesoría fiscal comúnmente admitidas y adaptadas a las particulares circunstancias del caso, lo que incluye la debida diligencia y su actuación acorde con las leyes fiscales, que debe conocer el letrado-asesor, es un presupuesto que ha de entenderse como acreditado, máxime si tenemos en cuenta que la relación entre asesor fiscal y cliente está basada en la confianza.
Jurisprudencia
Si entre las funciones contratadas con el asesor laboral se encuentra la redacción de cartas de despido, un error formal en una de ellas puede convertir un despido que en principio es procedente en improcedente. Por esa razón, en otra sentencia, en este caso de la Audiencia Provincial de Burgos (sentencia 149/2016), la empresa demandante reclama una indemnización de daños y perjuicios a la asesoría demandada por negligencia profesional.
Por este motivo, es esencial que sepas elegir bien a qué asesoría acudir. Algo que no ocurrirá si te pones en manos de una empresa de profesionales que ofrezca un servicio integral de asesoramiento y gestión a particulares y empresas y que además del factor humano tengan a su alcance un software de calidad para su gestión propia y la de sus clientes. Profiture es un software de gestión para asesorías que les ayuda a aumentar su rentabilidad en todos los sentidos.
El proceso de trabajo de cada equipo de profesionales parte del análisis en profundidad de las necesidades específicas de cada cliente. De esta manera, y comunicándonos en el mismo idioma, aúnan los recursos y criterios más adecuados, orientándolos hacia el logro de los objetivos deseados. De esta manera no pasarás a ser uno más de los engañados por su asesoría.
Otros casos
En futuros artículos trataremos más casos, porque por ejemplo es muy curioso, ya que despedir a un abogado que trabaja en un despacho no es tan fácil. La normativa específica pone algunas trabas a los despachos al existir una relación laboral especial, los despidos son diferentes. Las características de la profesión y del tipo de relación que estos tenían con los bufetes dieron lugar a especificidades que, a la hora de aplicar la norma, han traído complicaciones, sobre todo a la hora de despedir a los abogados.
Así pues, la recomendación es clara, ponerte en manos de grandes profesionales para no tener sustos de última hora. Y si ocurren, pues tener toda la documentación bien a mano para evitar sustos en el juicio. Ojalá no tengas que estar en esta situación, pero está claro que si hasta los famosos pueden verse en ello, cómo no vamos a estar expuestos el resto de los mortales. Y para que veas que la trampa se paga, el antiguo administrador de los bienes de la fallecida Sara Montiel se enfrenta a 6 años de cárcel por estafar a la actriz, ya que fue nombrado en administrador único de las sociedades a través de las cuales gestionaba tanto la actividad profesional como su patrimonio inmobiliario.