Una joya puede resultar tan frívola como emocional. Las joyas conllevan implícitas una serie de aspectos psicosociales que afectan a la psique de las personas. Es fácil pensar en extravagancia cuando vemos a una persona lucir ostentosas joyas o riqueza y opulencia, ante alguien que luce piedras preciosas, oro o relojes de alta gama. El sector de la joyería se asocia innegablemente al lujo, aunque no hay que ser inmensamente rico para poder tener una buena pieza en el joyero.
Regalo por antonomasia para demostrar afecto, gratitud y poder adquisitivo, entre otras cosas, las joyas, siempre han formado parte de la existencia humana y la sociedad. Desde tiempos inmemoriales, los presentes que se han hecho las personas, contaban con las joyas como artículo de lujo y muestra de poder. Actualmente, las joyas pueden comprarse sin necesidad de tener que recibirlas como presente por parte de otros pueblos como pasaba en la antigüedad. Sin embargo, detrás de las joyas, existe un claro componente psicológico del que vamos a hablar en este artículo. Más allá de la belleza de un colgante, pendientes o pulsera, la joyería nos hace ser o sentir de diferentes formas.
Un claro ejemplo del simbolismo del que hace gala la joyería, lo podemos encontrar en los anillos de compromiso que, como su nombre indica, conllevan un compromiso con la persona que lo regala y la que lo recibe. La implicación emocional y psicológica es notoria. Razón por la que en Serrano Joyeros, una de las mejores joyerías online, ofrecen un excelente catálogo de anillos de toda clase, así como estos colgantes de oro que están siendo tendencia últimamente. El mero hecho de regalar un anillo implica compromiso, al menos es la asociación que nuestra psique hace de forma directa y, seguramente involuntaria. Pues en realidad, no tiene porqué tratarse de un compromiso.
Un breve repaso por la joyería a lo largo de la historia
Durante siglos, las joyas han ocupado una posición importante dentro de la sociedad. Las razones para utilizar esta suerte de adornos han sido tan variadas como mostrar el estatus social o expresar la identidad personal o incluso, mejorar el aspecto. Podríamos decir que a lo largo de la historia, las joyas han sido una forma de auto decorarse y expresarse, utilizando materiales como los metales y piedras preciosas, entre otros recursos naturales muy preciados. La infinidad de formas que ofrecen las joyas, van desde collares y pendientes para la parte superior, hasta anillos, gemelos, relojes o pulseras para las manos. En resumidas cuentas, estos adornos han servido como forma de expresión, símbolo de estatus o mera satisfacción personal.
Si nos remontamos a los orígenes de las civilizaciones, la joyería ha ejercido una clara influencia en la evolución de la sociedad. Los egipcios consideraban que las joyas poseían propiedades mágicas y protectoras, lo que convertía a estos elementos en necesarios para sus ceremonias religiosas.
En la antigua Roma, el estatus social se definía por las joyas. Solo las clases más acomodadas podían permitirse el lujo de lucir oro y piedras preciosas. Esto se ha venido repitiendo a lo largo de la historia y sus diferentes etapas. Hasta el punto de haber desempeñado ese papel crucial en las costumbres que llevaban al cortejo y posterior matrimonio. No había cortejo que no culminara con un anillo de compromiso. Algo, todavía vigente en la sociedad actual.
La importancia cultural y simbólica de la joyería, también ha gozado de un propósito práctico: los broches, sujetaban la ropa y los aretes o diademas, mantenían el pelo en su sitio.
Basta con repasar la historia de la humanidad para comprobar como las piedras y metales preciosos, se conservaban como tesoros formando joyas de incalculable valor. Todavía hoy, se conservan piezas de oro y gemas que datan del antiguo Egipto y otras civilizaciones. Lo que denota la riqueza de la época y como entonces, ya se hacía notar el estatus y el poder, luciendo todo tipo de abalorios relucientes.
Esto no ha cambiado mucho, aunque ya no se raye tanto en la ostentosidad, salvo casos concretos. Sin embargo, la joyería, sigue conservando esa posición elevada que adquirió en su momento siendo un elemento significativo de la sociedad. Aunque hoy todo el mundo puede contar con una joya de mayor o menor valor, sigue siendo una forma de expresión, una tendencia o la forma de conmemorar algún momento emotivo. Lo cierto es que la evolución de la joyería ha dado como resultado un cambio de paradigma y es más accesible, se debe a que los materiales y estilos han cambiado. Pero cuando se trata de joyas de verdad, el valor y el significado, sigue siendo el mismo y no son tan accesibles. Es decir, no todo el mundo puede comprar en Tiffany´s ni lucir un Rolex aunque podemos entrar en la joyería más cercana y comprar unos pendientes de oro.
Lo que la joyería dice de la psique
Ya sabemos a nivel social lo que dice la joyería de las personas que las lucen. En pocas palabras, nos habla de estatus. Ahora bien, la joyería cuenta con un enfoque diferente gracias a la psicología. Explorar esta visión puede proporcionar información de gran valor sobre el comportamiento humano y las diferentes culturas. Más allá de ser un mero accesorio decorativo con el que engalanar el cuerpo, las joyas pueden gozar de un significado y simbolismo de gran relevancia tanto a nivel personal, como social.
Si analizamos los factores psicológicos que influyen en el porqué del uso de joyas por parte de la personas, se puede llegar a obtener una concepción más amplia sobre las motivaciones de las personas y la autoexpresión. Una joya puede convertirse en un elemento de comunicación y transmitir mensajes contundentes sobre las emociones y las relaciones sociales y personales.
Profundizar en el enfoque psicológico de la joyería, ayuda a comprender de forma más profunda las diferentes creencias y prácticas culturales de la sociedad actual y la antigua. Dentro de las diferentes culturas existentes, la simbología y tradición que se asocia a las joyas, puede diferir en gran medida, revelando valores y creencias particulares de cada sociedad. De tal manera que algunas de las culturas, utilizan algunas joyas muy específicas para celebrar sus ceremonias religiosas, mostrando con ellas piedad o devoción, mientras que otras, pueden tener un significado diferente en ceremonias similares.
Una vez se conocen y comprenden las motivaciones que llevan a las personas a utilizar las joyas, los diseñadores o publicistas, se encargan de crear esos productos que atraigan al público objetivo. De tal manera que se creen joyas en función de lo que la sociedad demanda en cada momento o sesgo de población. Por ejemplo, si el público objetivo es ecologista y valora en gran medida la sostenibilidad, las joyas que adquirirá sea para uso personal o como obsequio, serán las que se confecciones con materiales sostenibles y reciclados, es decir, nada de diamantes. Al mismo tiempo, se pueden crear campañas específicas para un público que utiliza las joyas como medio de autoexpresión, poniendo el enfoque en la naturaleza única y exclusiva de las joyas que puede adquirir.
Utilizar joyas, conlleva en según qué personas, unos beneficios terapéuticos. Atribuyendo propiedades específicas a ciertos materiales, la persona que luce las joyas puede sentirse relajada. Al regalar joyas, la persona que las recibe, se siente importante por lo que aumenta su autoestima y se siente mejor. Es algo tan sencillo como darle un valor sentimental además de material.
Esto nos lleva al mayor valor que se le confiere a la joyería dentro de la sociedad actual. Si bien nuestros ancestros y las culturas precedentes, se hacían valer en función de los tesoros que poseían y las joyas que podían lucir, en la actualidad, lucir una joya, tiene el valor añadido del sentimentalismo.
Podríamos decir que este es el valor psicológico más potente de las joyas: el sentimental. Sin alejarse del valor económico que para una gran mayoría va ligado (tanto tienes, tanto vales), si una joya se utiliza como regalo por algo importante, se incrementa su valor. La importancia que se le da a las joyas va en función de algunos de los aspectos que citaremos a continuación.
La representación física de un momento único y especial de nuestras vidas. Se regalan joyas en momentos relevantes y de gran importancia como ganar un premio, compromisos, bodas, aniversarios… Si en un día especial te regalan una joya, esa joya pasará a ser lo más valioso y convertirse en el símbolo de ese momento y los recuerdos asociados.
Al mismo tiempo, las joyas, pueden regalarse a un ser querido y pasar de generación en generación, convirtiéndose en un bien preciado a salvaguardar. Este tipo de joyas, establecen una conexión y un vínculo entre quien regala y recibe, perdurando por los años. Así como un anillo de compromiso, representa un compromiso de por vida y una promesa de amor hacia otra persona, aunque no se diga nada cuando se entrega.
Para concluir, podemos decir que las joyas pueden verse como objetos de elevado valor económico, símbolo de estatus y poder que simbolizan las altas esferas. Pero también, como ese legado o regalo que nos hace sentir bien e importantes para quien nos lo regala.