Las tensiones diarias en nuestro lugar de trabajo, el ejercicio abusivo del poder del empresario frente al trabajador, el aprovechamiento de las condiciones de trabajo a fin de que beneficien siempre los intereses del empresario, la limitación a lo mínimamente y estrictamente legal de los derechos de los trabajadores, un mayor aprovechamiento de la mano de obra al imponer condiciones que busquen mediante conductas inadecuadas un mayor rendimiento de la productividad… Esto es lo que se conoce como tensión en el trabajo o mal clima laboral, que no hay que confundir con el denominado acoso laboral, en el que la víctima sufre un progresivo deterioro psicológico y físico, algo que puede tratarse con una buena psicóloga, como Leonor Fernández Doménech, en cuya clínica nos aporta terapia especializada en facilitar la superación de las dificultades que se le presentan al ser humano en su devenir diario mediante nuevos recursos personales.
Y es que es clave cuando sentimos algo así acudir a un psicólogo para que nos evalúe nuestro grado de deterioro y nos proporcione las herramientas psicológicas necesarias para hacerle frente. Es en principio una forma de demostrar el grave hostigamiento que estamos sufriendo en el trabajo.
¿Qué entendemos por acoso laboral? Comportamientos continuados hostiles o vejatorios que minan la moral del trabajador, haciéndole perder su autoestima y provocándole problemas psicológicos graves. Las conductas por parte del empresario o de los compañeros de trabajo hacia la víctima suelen ser muy sutiles, por lo que en la mayoría de los casos puede ser difícil el probarlo. Estas conductas deben ser:
- Prolongadas en el tiempo, es decir que deben ser realizadas de forma constante y no aislada y en un momento concreto.
- Que tenga una intencionalidad de dañar psicológicamente a la victima para aislarla y marginarla en su entorno laboral, así como desacreditarla.
- El empresario suele buscar con esta conducta que la victima solicite su baja voluntaria de la empresa para así no asumir el coste económico que le supondría su rescisión de contrato.
Cómo saber si se está sufriendo acoso laboral
- Dejar al trabajador de forma continuada sin carga de trabajo.
- Instan a realizar tareas imposibles en un tiempo determinado, ambiguas o de contenido ilegal.
- Reiteradas críticas, reproches o sarcasmos ante la labor del trabajador.
- Amenazas de forma constante con despido, con abrirle un expediente disciplinario, con un traslado forzoso, rescisión de contrato, etc.
- Difusión de rumores falsos sobre el trabajo o la vida privada.
- Prohibición al resto de trabajadores de hablar o relacionarse con la víctima con el fin de conseguir su aislamiento.
- Humillar al trabajador en presencia de otras personas.
- Quitarle áreas de responsabilidad, cambiándolo por tareas rutinarias sin interés hasta que consiga que se aburra y se vaya.
- Privación de información imprescindible y necesaria para el desarrollo del trabajo.
- Hacen el vacío de forma reiterada, ninguneando, ignorando o excluyendo a la víctima, fingiendo no verlo o haciéndola invisible.
Dado que esta situación a veces es difícil de probar ante los tribunales de justicia, y los testigos, por ser compañeros de trabajo, tampoco se van a prestar a declarar contra la empresa o su jefe, lo aconsejable es guardar y recopilar la máxima documentación posible que se pueda aportar como correos electrónicos y notificaciones de la empresa. También son admisibles en este caso pruebas como grabaciones de audio o de video, siempre que la victima sea una de las partes y se traten temas laborales, aunque la otra parte no sea conocedora de que está siendo grabada. Aportación de partes de baja laboral, informes psicológicos, etc. Asimismo, contar con un buen abogado especializado en este tipo de casos es siempre de mucha ayuda.